En Colombia la pasión por el fútbol se vive de forma distinta. Aquí cada partido es una excusa para juntarnos y compartir alegrías que no conocen fronteras, regiones, ni géneros; más aún cuando tenemos una razón para soñar. Hoy, a ese sentimiento se suma la emoción de que nuestra Selección Colombia Femenina es una de las grandes favoritas para alzar la Copa Mundial que se disputa en Australia y Nueva Zelanda.
Tras consagrarse subcampeonas de la Copa América y el Mundial Femenino Sub-17 en 2022, nuestras ‘chicas superpoderosas’ dejarán alma y cuerpo en la cancha en búsqueda del sueño que hasta ahora ninguna selección colombiana de fútbol ha logrado alcanzar: ser campeón mundial. Esta es la historia detrás de nuestra selección femenina, cuyo recorrido nos da un motivo para ilusionarnos con el oro.
Selección Colombia Femenina Celebrando un gol en el Mundial de Fútbol. Cortesía Federación Colombiana de Fútbol
Los trofeos, participaciones en Mundiales, Juegos Olímpicos, y todos esos logros que hoy nos hacen pensar en grande, tuvieron un inicio por los años 80, cuando el fútbol femenino apenas se empezaba a consolidar formalmente en el país. Poco a poco, y a punta de esa entrega o garra que nos caracteriza como colombianos, las mujeres se fueron abriendo un camino para lograr su primera participación como seleccionado nacional años después, en la Copa América de 1998.
Así, la carrera oficial de nuestra selección en las canchas internacionales inició entre abrazos, cantos y aplausos, con un triunfo 4-1 sobre Venezuela. Y a pesar de que este resultado no nos fue suficiente para avanzar a segunda ronda en el torneo, fue un primer logro que dejó ver las pretensiones de nuestras chicas: no iban a que las vieran jugar, iban a hacer historia.
Al Campeonato Sudamericano Femenino del 2003, que se disputó en Perú, llegaría una Colombia con ganas de victoria. Con un nuevo aire, nuestra selección logró una de las goleadas más sorprendentes de su historia, con un triunfo que hoy sería fácilmente noticia internacional, ganándole 8-0 a Venezuela, y, además, consiguiendo el tercer puesto del torneo. Una primera medalla que abriría el camino a muchas más por venir para enorgullecer a todo un país.
Y así fue. Tan solo dos años después, la Selección Femenina Sub-19 sería la encargada de representar al país en los Juegos Bolivarianos del 2005, y después de haber salido invicta contra todas las selecciones participantes, se quedó con la medalla de plata, solo detrás de Perú. Casi, estuvimos tan cerca, pero la gloria máxima no iba a llegar tan fácil.
Luego de algunos años de jugarse la camiseta, de una medalla de bronce, una de plata, y muchos partidos de dejarlo todo en la cancha, finalmente llegaría el primer oro para nuestra selección femenina de fútbol, y se alcanzaría, nada más y nada menos, que en el primer Campeonato Sudamericano Sub-17, disputado en Chile. Un gran logro, que nos aseguró un cupo para el Mundial de Nueva Zelanda en el 2008. La emoción se apoderó del país, aplaudiendo a unas guerreras que iban recorriendo un camino trazado contra viento y marea.
Selección Colombia Femenina en partido oficial. Cortesía Federación Colombiana de Fútbol
En los años siguientes el oro se volvió costumbre. De la mano de algunas de las jugadoras que hoy resuenan en la nómina de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023, Colombia demostró una vez más su poderío al quedarse con el máximo reconocimiento, logrando una participación impecable que las dejó invictas en los Juegos Bolivarianos del 2009 y repitiendo el título para el 2013.
Nuestra selección femenina no sólo brilló en estas competiciones, sino que también lo hizo a nivel latinoamericano, consiguiendo un subcampeonato en el Sudamericano Sub-20 del 2010 y clasificando por primera vez a un mundial en esa categoría. La historia se repetiría para la Copa América de mayores del mismo año y del 2014, en donde las superpoderosas se hicieron del segundo puesto, logrando la clasificación a los mundiales de 2011 y 2015 en Alemania y Canadá. El continente se rendía ante las colombianas, que con sus gambetas y goles seguían construyendo un legado que cada vez sumaba más alegrías.
Uno de los últimos oros de Colombia se dio en 2019 con los Juegos Panamericanos de Lima, un hecho histórico para nuestras mujeres que, después de una desafiante final contra Argentina que terminó en penaltis de infarto, se quedaron con uno de los trofeos más importantes del repertorio nacional.
Así, con un legado de victorias encima y en calidad de locales, nuestra selección Colombia disputó la Copa América Femenina en 2022 con el objetivo de levantar el soñado trofeo el 30 de julio, en el estadio Alfonso López de Bucaramanga. La presentación de las chicas fue impecable durante el torneo, haciéndolas disputar el partido por el título, pero un penalti a favor de Brasil se encargaría de opacar el sueño de la copa del continente.
Sin embargo, si hay algo que nos caracteriza a los colombianos es que respondemos con berraquera ante las adversidades. Y así lo hicieron nuestras chicas. Tan sólo 3 meses después de la desilusión sudamericana, la sele asumió con determinación el Mundial Femenino Sub-17, logrando lo que hasta ese entonces ninguna selección colombiana de fútbol había alcanzado: llegar a la final de un mundial. Y a pesar de que el oro no se dio en esa oportunidad, nuestras superpoderosas dejaron claro que estaban listas para hacer historia. Que a Nueva Zelanda y Australia irían con el único propósito de ser campeonas del mundo.
La fiesta del fútbol mundial femenino ya empezó, y el torneo no sólo será una oportunidad para seguir alimentando la trayectoria de nuestra selección, sino también una ventana para inspirar a esas mujeres futbolistas que hacen de la liga colombiana un torneo más competido y grande de lo que nadie imaginó, al igual que a las niñas y adolescentes que hoy pueden ver un futuro en el fútbol, el deporte que más pasión despierta en los colombianos.
Y es que al final, es la alegría que está detrás de los bailes y las sonrisas en las victorias, y de la manera de apoyarnos y de no dejarnos quebrar el espíritu en las derrotas, lo que verdaderamente nos une y hace que hoy el corazón de 50 millones de colombianos palpite al mismo ritmo que el de las 11 jugadoras que están en la cancha. Un sentimiento que nos caracteriza y se contagia, demostrando por qué en Colombia el fútbol es mucho más que un deporte.
Leicy Santos, Daniela Montoya y Catalina Usme, celebrando un gol de la Selección Colombia Femenina. Cortesía: Federación Colombiana de Fútbol.
Empieza la Copa Mundial Femenina y ya queremos ver los golazos, las bicicletas, las gambetas y las jugadas que nacen en los pies de las jugadoras colombianas, para encontrarnos en un abrazo y en un grito de gol que esperamos nunca se acabe. Vamos a ver emocionados cómo siguen dándolo todo para crecer el historial que nos ha hecho soñar con nuestra selección femenina, y que con su talento y berraquera siguen construyendo un lugar privilegiado en la historia del futbol mundial.
¡VAMOS COLOMBIA!
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