1. Surf en San Andrés y Cartagena
¿Qué mejor lugar para practicar surf –el popular deporte de la tabla– que el mar de los siete colores en el Archipiélago de San Andrés? La mejor playa de la isla para hacerlo es Punta Sur, donde se alcanzan olas de gran tamaño por esta época del año.
Si la opción es Cartagena, el lugar idóneo es la playa de Castillogrande, uno de los lugares turísticos por excelencia de La Heroica. En cualquier caso, si quiere ampliar la oferta, Colombia cuenta con 2.900 kilómetros de costa: 1.600 por el Mar Caribe y 1.300 por el Océano Pacífico, muchos de los cuales resultan óptimos para practicar este deporte.
2. Pesca Deportiva en Puerto Carreño
Ríos largos, que nacen de la cordillera, como el Meta, permiten que la región de la Orinoquía se haya convertido en uno de los lugares preferidos para la pesca deportiva. Además de sus paisajes, las especies que se encuentran son lo que más llaman la atención, pues la mayoría son de carácter deportivo, como el bagre y los valentones, que se destacan por su gran tamaño.
La Orinoquía colombiana se extiende desde el departamento de Meta hasta Vichada, que limita con Venezuela, y la nutren ríos como el Meta, el río Tomo, el río Manacacías, el río Bita, el río Cravo Norte y el Cravo Sur, el río Arauca y por supuesto el majestuoso río Orinoco, que separa a Colombia de Venezuela.
3. Buceo en Taganga, Malpelo y el Parque Tayrona
En Taganga, a 10 minutos en carro de la ciudad de Santa Marta, se encuentra el lugar ideal para observar de cerca la vida submarina. Las aguas tranquilas y transparentes son el escenario perfecto para que buceadores de todo el mundo presencien “la bahía más bella de América”. Allí operan 20 centros de buceo especializado.
Por su parte, ir al Santuario de Flora y Fauna de Malpelo es tener la oportunidad de sumergirse rodeado de jureles, pargos, meros, chernas y tiburones martillo. Un archipiélago de 974.474 hectáreas en el Pacífico al que se llega luego de navegar 36 horas desde Buenaventura. Muchos buzos vienen hasta aquí para ver también al tiburón ballena, que mide hasta 15 metros de largo.
Para finalizar, el Parque Tayrona, lugar donde la selva se encuentra con el océano. Una de sus playas, la Cañaveral, es punto elegido por los buceadores que visitan esta creación de la naturaleza.
4. Kitesurf y windsurf en el Caribe
El kitesurf es un deporte que utiliza una cometa como medio de tracción para deslizarse sobre el agua en una tabla de surf. El windsurf, por su parte, consiste en una tabla con una vela que impulsa el viento. Ambos deportes son ideales para practicar en las playas del Caribe colombiano: de Cartagena a Santa Marta, pasando por una experiencia única en el Cabo de la Vela, el lugar perfecto para practicar el kitesurf por su agua tranquila y sin olas, muy segura para el despeje y posterior aterrizaje.
5. Avistamiento de aves en la Laguna del Sonso, el Chocó y el Parque Natural Amacayacu
10 kilómetros al noroccidente de Buga, en Valle del Cauca, se encuentra la Reserva Natural Laguna del Sonso. Un sitio apacible moldeado por el río Cauca que cuenta con una torre de observación de 10 metros de altura. Aves migratorias que viajan en invierno desde Estados Unidos encuentran su refugio en las más de 2.400 hectáreas de zonas húmedas que hay en la reserva.
También en el Pacífico Colombiano se pueden ver más de 650 especies de aves. La reserva El Aljemal, en Bahía Solano, además de ser el hogar de una gran variedad de especies endémicas (propias de determinadas regiones), también es un corredor migratorio importante. Finalmente está el Amazonas, donde habitan más de la mitad de las 1.889 especies de aves de Colombia, y por eso su observación no es difícil. El Parque Nacional Natural Amacayacu y Puerto Nariño son dos excelentes lugares para ver bandadas de más de 20 especies de loros, periquitos y guacamayas.
6. Tortugas en Capurganá
Entre abril y mayo de cada año las hermosas playas de Alcandí, a una hora en lancha de Capurganá (departamento del Chocó), se convierten en el escenario de un espectáculo inolvidable: el desove de las tortugas Caná, una especie muy rara considerada en Peligro (EN) por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) e incluida en el Apéndice I del Convenio Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES). El hecho atrae decenas de visitantes, que se maravillan con una especie que, por fortuna, se encuentra protegida en Colombia.