En Colombia la pasión por el fútbol se vive de forma distinta. Aquí cada partido es una excusa para juntarnos y compartir alegrías que no conocen fronteras, regiones, ni géneros; más aún cuando tenemos una razón para soñar. Hoy, a ese sentimiento se suma la emoción de ser anfitriones de la Copa América Femenina. Un torneo en el que nuestras chicas superpoderosas jugarán de locales y, como representantes de lo que somos, dejarán alma y cuerpo en la cancha para ponernos a celebrar. Esta es la historia detrás de nuestra selección femenina de fútbol, cuyo recorrido nos da un motivo para ilusionarnos con el oro.

Cortesía: Federación Colombiana de Fútbol
Los trofeos, participaciones en Mundiales, Juegos Olímpicos, y todos esos logros que hoy nos hacen pensar en grande, tuvieron un inicio por los años 80, cuando el fútbol femenino apenas se empezaba a consolidar formalmente en el país. Poco a poco, y a punta de esa entrega o garra que nos caracteriza como colombianos, las mujeres se fueron abriendo un camino para lograr su primera participación como seleccionado nacional años después, en la Copa América de 1998.
Así, la carrera oficial de nuestra selección en las canchas internacionales inició entre abrazos, cantos y aplausos, con un triunfo 4-1 sobre Venezuela. Y a pesar de que este resultado no nos fue suficiente para avanzar a segunda ronda en el torneo, fue un primer logro que dejó ver las pretensiones de nuestras chicas: no iban a que las vieran jugar, iban a hacer historia.
Al Campeonato Sudamericano Femenino del 2003, que se disputó en Perú, llegaría una Colombia con ganas de victoria. Con un nuevo aire, nuestra selección logró una de las goleadas más sorprendentes de su historia, con una victoria que hoy sería fácilmente noticia internacional, ganándole 8-0 a Venezuela, y, además, consiguiendo el tercer puesto del torneo. Una primera medalla que abriría el camino a muchas más por venir para enorgullecer a Colombia.
Y así fue. Tan solo dos años después, la Selección Femenina Sub-19 sería la encargada de representar al país en los Juegos Bolivarianos del 2005, y después de haber salido invicta contra todas las selecciones participantes, se quedó con la medalla de plata, solo detrás de Perú. Casi, estuvimos tan cerca, pero la gloria máxima no iba a llegar tan fácil.
Luego de algunos años de jugarse la camiseta, de una medalla de bronce, una de plata, y muchos partidos de dejarlo todo en la cancha, finalmente llegaría el primer oro para nuestra selección femenina de fútbol, y se alcanzaría, nada más y nada menos, que en el primer Campeonato Sudamericano Sub-17, disputado en Chile. Una gran victoria, que nos aseguró un cupo para el Mundial de Nueva Zelanda en el 2008. La emoción se apoderó del país, aplaudiendo a unas guerreras que iban recorriendo un camino trazado contra viento y marea.

Cortesía: Federación Colombiana de Fútbol – Colprensa
En los años siguientes el oro se volvió costumbre. De la mano de algunas de las jugadoras que hoy resuenan en la nómina de la Copa América 2022, Colombia demostró una vez más su poderío al quedarse con el máximo reconocimiento, logrando una participación impecable que las dejó invictas en los Juegos Bolivarianos del 2009 y repitiendo el título para el 2013.
Nuestra selección femenina no sólo brilló en estas competiciones, sino que también lo hizo a nivel latinoamericano, consiguiendo un subcampeonato en el Sudamericano Sub-20 del 2010 y clasificando por primera vez a un mundial en esa categoría. La historia se repetiría para la Copa América de mayores del mismo año y del 2014, en donde las superpoderosas se hicieron del segundo puesto, logrando la clasificación a los mundiales de 2011 y 2015 en Alemania y Canadá. El continente se rendía ante las colombianas, que con sus gambetas y goles seguían construyendo un legado que cada vez sumaba más alegrías.
Recientemente, Colombia logró la medalla de oro en los Juegos Panamericanos del 2019, un hecho histórico para nuestras mujeres que, después de una desafiante final contra Argentina que terminó en penaltis de infarto, se quedaron con uno de los trofeos más importantes del repertorio nacional.
Así, con un legado de victorias encima y en calidad de locales, nuestra selección Colombia llega a la Copa América Femenina del 2022 con el objetivo de levantar el soñado trofeo el 30 de julio, en el estadio Alfonso López de Bucaramanga. El torneo no sólo será una oportunidad para seguir alimentando su trayectoria, sino también una ventana para inspirar a esas mujeres futbolistas que hacen de la liga colombiana un torneo más competido y grande de lo que nadie imaginó, al igual que a las niñas y adolescentes que hoy pueden ver un futuro en el fútbol, el deporte que más pasión despierta en los colombianos.
Y es que al final, es la calidez que está detrás de los bailes y las sonrisas en las victorias, y de la manera de apoyarnos y de no dejarnos quebrar el espíritu en las derrotas, lo que verdaderamente nos une y hace que hoy el corazón de 50 millones de colombianos palpite al mismo ritmo que el de las 11 jugadoras que están en la cancha. Un sentimiento que nos caracteriza y se contagia, demostrando por qué somos el país más acogedor del mundo.

Crédito: Standret | Shutterstock
Empieza la Copa América y ya queremos ver los golazos, las bicicletas, las gambetas y las jugadas que nacen en los pies de las jugadoras colombianas, para encontrarnos en un abrazo y en un grito de gol que esperamos nunca se acabe. Vamos a ver emocionados cómo siguen dándolo todo para crecer el historial que nos ha hecho soñar con nuestra selección femenina, y que con su talento y calidez siguen construyendo un lugar privilegiado en la historia del futbol del continente.
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