Desde hace años, el ‘Año viejo’ ha sido un símbolo típico de Colombia y otros países de Suramérica como Venezuela y Ecuador, utilizado para dejar atrás lo malo del año que ya terminó. Estos se encienden en fuego e iluminan la noche para divertir a pequeños y adultos que ansiosos esperan el año nuevo.
Se crea a partir de ropa vieja que se rellena con papel periódico, cartón y guata que le dan la forma de hombre barrigón. También se decora con un sombrero, que en Colombia suele ser el típico sombrero vueltiao, zapatos y un rostro que se puede hacer con pintura.
La mayoría de colombianos los construyen en la mañana del 31 de diciembre para exponerlos a la salida de sus casas o fincas, donde los transeúntes los miran y aprecian. Allí permanecen hasta la noche, pues minutos después de iniciado el nuevo año, se encienden en fuego, mientras los asistentes a las fiestas de fin de año se reúnen a su alrededor para verlo desaparecer poco a poco.
Este año viejo te mostrará lo que representa este muñeco de trapo para muchos latinoamericanos y colombianos que, cada año, dejan atrás lo malo y dan la bienvenida a la incertidumbre.
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